La terapia de frecuencias tiene una larga tradición. El Dr. Royal Raymond Rife y el ruso Dr. Lakhovsky fueron , a mediados de este siglo los precursores de la terapia de frecuencias. Desafortunadamente estaban tan adelantados a su tiempo que a pesar de, o quizás precisamente por sus éxitos espectaculares fueron puestos en descrédito y enfrentados por parte de colegas y de otros grupos de presión.
El Dr. Rife descubrió que todos los virus, bacterias, parásitos y otros agentes patógenos son particularmente sensibles a una frecuencia específica “de sonido y puede ser destruido por la intensificación de esa frecuencia hasta que explota literalmente – como una nota musical intensa que puede hacer estallar una copa de cristal ! Al “desintegrar” a los microbios. Rife, inventó una máquina de haz de rayos de frecuencias.
Cuando la frecuencia natural de cualquier objeto es emitido de otra fuente, como un altavoz, un instrumento o una voz, el objeto se identifica porque vibra en esa frecuencia. Si la frecuencia de sonido entra en resonancia con un objeto o cualquier sustancia sea inerte o bien viva , y esta aumenta su intensidad, entonces es posible que las vibraciones sean tan elevadas que las propiedades del objeto se satura y no pueda absorberlas o manejarlas debido a su falta de capacidad de la propia estructura para resistir esa frecuencia y el objeto termine por descomponerse y se rompa. Eso es lo que sucede cuando una cantante emite una nota con el mismo tono de frecuencia que la de resonancia de una la copa de vino. Lo mismo sucede cuando la frecuencia se corresponde con una bacteria, virus, parásitos, etc.
En la terapia enfocada con un generador de frecuencias se consigue una resonancia precisa con un agente específico, y la cual lo elimina. De acuerdo con el Dr. Clark, el impulso eléctrico enviada a través de frecuencias mata parásitos, bacterias y virus. También activa la desintoxicación y los leucocitos. Asimismo, en la microscopía de campo oscuro, se ha demostrado repetidamente, que las aglutinaciones de los eritrocitos, desaparecían después de varias aplicaciones con frecuencias.
Con la ayuda del aparato de frecuencias se estimulan diversas endorfinas propias del cuerpo, neuropéptidos, y materiales hormonales auxiliares, los cuales estabilizan y fortalecen el sistema inmunológico y de defensa del cuerpo. Mediante la irritación con frecuencias, los órganos con un funcionamiento defectuoso en nuestro cuerpo pueden ser estimulados a actuar. Con frecuencias específicas pueden destruirse gérmenes patógenos como parásitos, bacterias, hongos y virus, a través de su correspondiente frecuencia de resonancia, y de este modo reestablecerse el estado de salud del paciente. Es sabido que cada materia dispone de su propia frecuencia.
Al igual sucede con cada célula del cuerpo humano, cada organismo patógeno como las bacterias, virus y hongos. Cuando se solapa un patógeno con su propia frecuencia, éste se vuelve inofensivo. Esta forma de terapia resulta ser libre de dolor para cada paciente, además de muy tolerable, por lo cual es adecuada para niños, adolescentes y personas sensibles. (La terapia de frecuencias fue desarrollada alrededor del año 1930 por el Sr. R. Rife y redescubierta y perfeccionada por la Dra. R. Hulda Clark en los años 1990.) En muchos métodos de medicina alternativa, la efectividad, según métodos científicos, no ha podido demostrarse hasta hoy. Esto es válido también para amplias partes de la terapia de frecuencias.
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