Existen numerosas premisas que apuntan a las cualidades medicinales de la música y el sonido. Existen desde estudios neurocientíficos que señalan beneficios que la música aporta a nuestro cerebro y cuerpo, por ejemplo, reducir probadamente el estrés y fortalece el sistema inmunológico, hasta postulados antiguos (por ejemplo la filosofía pitagórica) o corrientes neolíticas que apelan a terapias de sanción sonora.
Desde hace milenios ciertas tradiciones alrededor del mundo han
empleado recursos sonoros con fines rituales y terapéuticos. Aquí tenemos, por
ejemplo, el uso de maneras en escuelas místicas de Oriente, el cantar de los
marakames entre el grupo wixarrika o huichol en México y el pronunciamiento de
“sílabas semilla” entre los tibetanos. En cuanto a Occidente, uno de los más
importantes antecedentes en el campo de la audiosanación floreció con
Pitágoras:
Además (Pitágoras), profundizó en las reacciones específicas que
ciertos acordes y armónicos producían en el organismo humano. Esto le llevo a
establecer secuencias sonoras que facilitaban ciertos patrones conductuales y
que, utilizados con conocimiento, demostraban propiedades medicinales. Se
dice que en su academia establecida en Crotona, compuso piezas para sanar
determinados malestares físicos o espirituales, precisiones musicales configuradas
explícitamente para inducir el sueño, contrarrestar el enojo, o combatir los
miedos.
Las Frecuencias Solfeo
Las frecuencias Solfeo tienen relación con la Geometría Sagrada,
y los números que las representan están vinculados matemáticamente formando una
secuencia, como otras que se han hecho famosas, por ejemplo la Secuencia
Fibonacci, o Número de Fibonacci.
La historia de las Frecuencias Solfeo
Estas frecuencias de sonido originales, fueron
aparentemente usadas en los Antiguos Cantos Gregorianos, tales como el gran
himno a San Juan el Bautista, junto con otros que las autoridades eclesiásticas
dieron como perdidos hace siglos. Los cantos y sus tonos especiales, según se
dice, impartían una tremenda bendición espiritual cuando eran cantados en
armonía durante las misas. Estas poderosas frecuencias fueron redescubiertas
por el Dr. Joseph Puleo, tal como se describe en el libro “Healing Codes for
the Biological Apocalypse” (Códigos Sanadores para el Apocalipsis Biológico),
del Dr. Leonard Horowitz. Justo es hacer una mención especial como una forma de
homenaje a estos dos caballeros, por el papel que les tocó desempeñar, ayudando
a devolver a la humanidad estas frecuencias perdidas.
Las frecuenias en el cuerpo
La noción de que nuestra salud puede afinarse mediante el sonido
enfatiza en la naturaleza “frecuencial” de los cuerpos, es decir, en esa
cualidad receptiva a las vibraciones emitidas por fuerzas externas, en este
caso las ondas sonoras. Y si agregamos que los líquidos son evidentemente
propensos a reaccionar ante una onda, y que aproximadamente el 60% del cuerpo
humano está constituido por agua, entonces el fenómeno se intensifica.
La hipótesis de que el sonido puede armonizar el cuerpo físico y
así combatir malestares específicos o aportar beneficios puntuales ha dado pie
para que en la actualidad abunden terapias diseñadas alrededor de este
precepto. Incluso se han señalado ciertas frecuencias sonoras que influyen
directamente en distintos aspectos de nuestra psique y nuestro cuerpo.
A continuación te presentamos una lista de frecuencias y sus
posibles efectos sanadores:
·396 Hz – Ayuda a combatir pensamientos
o sensaciones de baja frecuencia, como el miedo o la culpa.
·528 Hz – Propicia la
regeneración del ADN.
·625 Hz – Ayuda al funcionamiento del
hígado.
·639 Hz – Equilibra la capacidad de
relacionarte con otros y fortalece el autoestima.
·741 Hz – Limpia las células.
·764 Hz – Normaliza el sistema nervioso.
·852 Hz – Favorece la intuición.
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